martes, 27 de diciembre de 2016

Los pecados de Dédalo

Millones de años,
miríadas de anocheceres,
y amaneceres inmensos,
una y otra vez,
vueltos sobre sí mismos,
rasgando de la noche el desvelo,
dibujando de nuevo
paisajes blancos.

En la cara oscura de la Luna,
se esconden las heridas
del tiempo,
profundas cicatrices
donde hace mucho que se paró el viento.

Más allá de los anhelos de los hombres,
en lo más profundo del cieno,
en la faz oculta,
se esconde el súcubo,
que,
susurrándote al oído
ansía suspirar tu hastío.

Ah, viejo Dédalo,
perdido en tu laberinto,
antiguo tejedor de emperos.

Vuela más alto,
que el Sol,
que a Ícaro deshace entre plumas.

Bardo y mecánico de sueños,
de imposibles quimeras,
que los astros no agiten tus penas,
que la Luna te despierte de nuevo.

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